Señor mío y Dios mío, te doy gracias, en este momento, porque me has permitido estar vivo para alabarte y bendecirte con mis palabras y mis acciones. Señor mío, ayúdame a ser humilde, que mis acciones estén sujetas a tu voluntad. Te pido, también, que rescates mi vida del mal y que no dejes que ninguna de Ias tentaciones que vivo me hagan olvidarme de quién eres Tú en mi vida. No dejes, Dios mío, que los problemas me debiliten o me sienta incapaz de lograr mis objetivos. Dame la posibilidad de que cada día me instruye con tu Palabra, y con ella se nutra Ia semilla de fe que me has regalado, para dar una cosecha grande y próspera, que sus frutos sean dulces, de fe y de amor, que haga el bien de forma silenciosa, sin esperar recompensa. Gracias por llamarme a colaborar en la obra de tu reino, tengo el firme propósito de cumplir tu voluntad. Confío en que, a pesar de mis faltas, Tú me ayudas a mejorar día a día, y en tu nombre salgo a conquistar este nuevo día.
AMÉN.
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