Ni la tristeza...

Ni la tristeza, ni la desilusión, ni la soledad, nada me impedirá sonreír.
Por mas que sufra mi corazón y mi alma esté dolida, nada me impedirá soñar.
Soy una mujer que cae, que se levanta, que no le teme a nada, que ansía, que ama, que llora y ríe, que se apasiona, que reconoce que se equivocó, que se aleja sólo para ver mejor, que no tiene nada pero lo tiene todo, se tiene a sí misma, que lucha por ser cada día mejor, que no se esconde ni huye jamás.
Y aunque abunden las tempestades y el camino sea difícil, no me impedirán creer en Dios. Quiero vivir el día de hoy como si fuese el primero y el último de mi vida, como si aún fuese temprano, como si nunca fuese tarde.