Hay personas que se despiertan temprano, no pueden dormir y sufren esperando el amanecer. Cuando ven por la ventana que se asoman los primeros rayos de luz se sienten felices. Esas horas nocturnas tienen un poco de sufrimiento, un poco de ansiedad, un poco de angustia, pero está la certeza de que la luz llegará. No hay duda. La luz volverá.
Hay épocas de nuestra vida que son así, hay días enteros, y a veces años enteros que son así. Son como un tiempo de oscuridad y de dolor, pero con la certeza de que todo pasará y volverá la luz.
En realidad, de una manera o de otra el sol siempre vuelve a salir. Sólo hay que tener paciencia. Pero es importante saber que ese tiempo de oscuridad y de angustia no es inútil. Nos prepara para valorar y para disfrutar más la luz, cuando vuelva.
Mons. Víctor Manuel Fernández
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