El buen amor se alimenta día a día, crece en cada gesto y caricia, en las miradas furtivas, en el silencio cómplice, en la sexualidad alegre y en las cosquillas del humor compartido.
El buen amor es potencial vital que se desarrolla segundo a segundo, que te empuja hacia arriba y te permite coquetearle a la felicidad.
El buen amor te hace mejor persona y con eso basta.
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