El distraído tropezó con ella, el violento la utilizó como proyectil, el campesino cansado la utilizó de asiento, el artista le sacó la más bella escultura.
En todos los casos la diferencia no estuvo en la piedra, si no en la mirada que puso cada persona sobre ella, no existe piedra u obstáculo en el camino que no puedas aprovechar para tu propio crecimiento.
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