El profesor les ofreció café, fue a la cocina y pronto regresó con una cafetera grande y una selección de tazas diferentes: de porcelana, plástico, vidrio, cristal -unas sencillas y baratas, otras decoradas, unas caras, otras realmente exquisitas.
Tranquilamente les dijo que escogieran una taza y se sirvieran un poco del café recién preparado.
Cuando lo hubieron hecho, el viejo maestro con mucha calma y paciencia se dirigió al grupo: 'Se habrán dado cuenta de que todas las tazas que lucían bonitas se terminaron primero y quedaron las más sencillas y baratas; lo que es natural, ya que cada quien prefiere lo mejor para sí mismo.
Ésa es realmente la causa de muchos de sus problemas relativos al 'stress.'
'Les aseguro que la taza no le añadió calidad al café.
En verdad la taza solamente disfraza o reviste lo que bebemos.
Lo que ustedes querían era el café, no la taza, pero instintivamente buscaron las mejores.
Ahora piensen en esto:
La vida es el café.
Los trabajos, el dinero, la posición social, etc. son meras tazas, que le dan forma y soporte a la vida y el tipo de taza que tengamos no define ni cambia realmente la calidad de vida que llevemos.
A menudo, por concentrarnos sólo en la taza, dejamos de disfrutar el café.
Disfruten su café!
La gente más feliz no es la que tiene lo mejor de todo, sino la que hace lo mejor con lo que tiene; así pues, recuérdenlo
Disfruten cada instante de su vida.
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