No esperes
No esperes tener el mejor de los empleos para ponerte a trabajar.
No esperes la nostalgia del otoño para recordar un consejo.
No esperes la enfermedad para reconocer que tan frágil es la vida.
No esperes a la persona perfecta para entonces enamorarte.
No esperes el dolor para pedir perdón.
No esperes la separación para buscar la reconciliación.
No esperes elogios para creer en ti mismo.
No esperes que los demás tomen la iniciativa, cuando sabes que te mueres de ganas de un abrazo, una caricia, un beso.
No esperes el “yo también” para decir “te amo”.
No esperes tener dinero por montones para entonces ayudar al pobre.
No esperes el día de tu muerte si aún no has amado la vida.
No podemos esperar, el momento es hoy y hoy significa ahora, este día.
No vivamos esperando de los demás, empecemos a ser protagonistas.
Es nuestra vida, es nuestro presente… Aquí y ahora.
Debemos aprender a amar, a dar desinteresádamente, a sentir, a perdonar, a darle valor a nuestras pequeñas cosas, a nuestros amigos, a nuestro trabajo, a nuestra vida de todos los días.
Si vivimos esperando en esa espera, se nos va la vida.
No esperemos de los demás, nunca sabremos que nos darán, qué recibiremos.
Muchas personas viven esperando y en esa espera se olvidan que aquellos que dan sin esperar son los que reciben a manos llenas.
Todo lo que damos regresa a nosotros.
Si queremos recibir aprendamos primero a dar.
Tal vez nos quedemos con las manos vacías pero nuestro corazón estará lleno de amor.
Y quienes aman la vida tienen el sello de ese sentimiento en un lugar de su corazón.
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