HIJO MIO QUE ESTAS EN LA TIERRA
Hijo mío que estás en la tierra y te sientes preocupado, confundido,
desorientado, solitario, triste y angustiado.
Yo conozco perfectamente tu nombre y lo pronuncio bendiciéndolo porque
te amo, es decir, te acepto como has venido siendo.
No, no estás solo, sino habitado por Mí y juntos construiremos mi reino,
del cual tú vas a ser el heredero.
Deseo que siempre hagas mi voluntad, porque mi voluntad es que tú seas
feliz, ya que la gloria de Dios es el hombre viviente.
Cuenta siempre conmigo y tendrás el pan para hoy. No te preocupes. Pero
recuerda, no es sólo tuyo, te pido que siempre lo compartas con tus
hermanos, pues te lo doy a ti, porque sé que sabes que es para ti y para
todos los demás.
Sabes que perdono todas tus ofensas antes incluso de que las cometas, Por
eso te pido que hagas lo mismo con los que a ti te ofenden.
Sé que tendrás tentaciones y estoy seguro de que saldrás adelante.
Y toma fuerte mi mano, aférrate siempre a mí, y yo te daré el
discernimiento para que te des cuenta que, desde hace mucho te di y te
seguiré dando la fuerza para que te libres del mal.
Nunca olvides que te amo desde antes del comienzo de tus días, y que te
amaré hasta después del fin de ellos, porque yo soy en ti como tú eres en
mí.
Que mi bendición quede contigo y que mi paz y amor eterno te cubran
siempre.
Sólo de mí podrías haberlos obtenido y sólo Yo podría dártelos porque
¡YO SOY EL AMOR Y LA PAZ!
José Luis Martin Descalzo
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