Justifica mi alma, oh Dios, y llena mi voluntad con el fuego de Tus fuentes.
Brilla en mi mente, «eclipsa mi experiencia», ocupa mi corazón con Tu grandiosa Vida.
Que mis ojos no vean en este mundo más que Tu gloria, y mis manos no toquen nada que no sea en Tu servicio.
Que mi boca no pruebe ningún pan
que no me dé fuerzas para alabar Tu gran misericordia.
Escucharé Tu voz y todas las armonías que Tú has creado, cantando tus himnos para gozarme dándote gloria.
Thomas Merton
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