iHoy pídele a Dios ser sanado de la ceguera de la indiferencia.!
Hay ciegos de nacimiento y otros que perdieron la vista en un accidente o a causa de una enfermedad en los ojos.
Esta gran limitación no impide ser feliz y llevar una vida plena.
Sin embargo hay muchas personas que, aun viendo con los ojos del cuerpo, son ciegos de los ojos del alma.
El Señor, que curó a los ciegos, debe concedernos a todos los cristianos, particularmente en estos tiempos actuales, la curación de la ceguera que nos impide ver lo hermoso de la vida y descubrir al hermano que sufre y que quizás vive a nuestro lado.
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