Muchas veces nos criticamos y nos hacemos daño a nosotros mismos. Tendemos a culparnos por no haber hecho la elección correcta o no llevar la vida ideal, etc. Tendemos a exigirnos y a buscar la perfección, y esta no existe.
El perdón empieza por uno mismo y después que aprendamos a amarnos lo suficiente, podremos perdonar a los demás.
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