Detente por un instante para reflexionar
y disfruta la belleza que tienes a tu alrededor.
Está frente a tu ojos:
en una sonrisa,
en una cara amable,
en una flor,
en el cielo,
en la carcajada de un niño,
en tus palabras,
en tus manos.
Observa y luego sonríe.
Disfruta tus bendiciones.
Porque eres un ser bendecido por Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario