Cada día que amanece es una oportunidad que Dios te da para empezar de nuevo. La vida, tu vida, es como esa semilla que va creciendo sin que apenas lo percibas. Aprovecha este día como si fuera el único que vas a vivir: mira la vida con ojos nuevos, ve el lado bueno de las cosas, disfruta de la amistad, de la compañía de aquellos a quienes amas y sé feliz. Al final del día, pon todo en manos de Dios con la confianza que da el saber que te ama inmensamente, así como eres.
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