Nuestros días están colmados de regalos que Dios nos envía. Si supiéramos verlos y llevar la cuenta de todos, llegaríamos a la noche, deslumbrados y radiantes ante tantos dones recibidos. Y miraríamos agradecidos a Dios. Y fiados en él, seríamos felices al saber que todos los días nos dará regalos nuevos y distintos.
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