Imposible atravesar la vida sin que un trabajo salga mal hecho, sin que una amistad cause decepción, sin padecer algún quebranto de salud, sin que nadie de la familia fallezca, sin que un amor nos abandone sin equivocarse en un negocio. Ese es el costo de vivir.
Sin embargo lo importante no es lo que suceda, sino como reaccionamos nosotros.
Si te pones a coleccionar heridas eternamente sangrantes, vivirás como un pájaro herido incapaz de volver a volar. Uno crece cuando no hay vacío de esperanza, ni debilitamiento de voluntad, ni pérdida de fe.
Uno crece al aceptar la realidad y al tener el aplomo de vivirla. Crece cuando acepta su destino, y tiene voluntad de trabajar para cambiarlo. Uno crece asimilando y aprendiendo de lo que deja detrás construyendo y proyectando lo que tiene por delante.
Crece cuando se supera, se valora, y da frutos. Cuando abre camino dejando huellas.
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