VIVE TU DUELO.
Vive tu duelo y trabaja la aceptación.
Tómate el tiempo necesario para liberar tu dolor. No trates de invalidarlo o de bloquearlo; lo más sano es dejarlo salir. Acepta lo sucedido sin hacerte muchas preguntas, hazlo con el valor y la determinación de hacer cuánto sea necesario para superarlo, transformarlo o sanar.
Suelta el pasado y perdona.
Mientras más le des vuelta en tu mente al recuerdo de lo que te sucedió, más se profundizará el dolor. Soltar significa dejar ir el recuerdo triste y doloroso para volver a sentirnos bien. Utiliza el perdón si fuese necesario para sanar el dolor y suavizar tu situación.
Valórate y cuenta contigo
¡Eres alguien especial, hecho a imagen y semejanza de Dios! Has contacto con tus talentos, dones y capacidades, evita pensar en tus limitaciones, errores y fracasos del pasado. Estás en el umbral de una nueva vida que traerá consigo lo mejor para ti. Sal a caminar, aliméntate bien, descansa y distrae la mente. Suavízate el momento y acompáñate a vivir.
Siempre podemos volver a comenzar, y hacerlo con más fuerza, entusiasmo y determinación.
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