No aceleres la lluvia,
ella tiene su tiempo cierto de caer
y saciar la sed de la tierra;
No aceleres el poner del sol,
él tiene su tiempo de anunciar la noche
hasta su último rayo de luz;
No aceleres tu alegría,
ella tiene su tiempo de aprender
con tu tristeza;
No aceleres a tu silencio,
él tiene su tiempo de paz
después que los ruidos paren;
No aceleres tu amor,
él tiene su tiempo
de sembrar en la tierra
más árida de tu corazón;
No aceleres tu rabia,
ella tiene su tiempo
para expandirse en las aguas
calmas de tu conciencia;
No aceleres el otro,
pues él tiene su tiempo
para florecer a los ojos del Creador.
No te aceleres a ti mismo,
pues necesitas de tiempo
para sentir tu propio crecimiento.
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