¡Oh Señor, ten piedad de mi! ¡Oh Señor; defiéndeme contra el enemigo y líbrame de todo mal! Que el Señor se digne concederme la gracia para triunfar sobre todos mis adversarios. Que el Señor me libere continuamente de todos mis males. Señor, socórreme y sálvame, Tú que me has redimido por Tu Cruz y Tu valiosa sangre. ¡Así sea!.
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