¡Vive cada día a plenitud!
Aprovecha al máximo cada hora, cada día y cada época de tu vida. Así, podrás mirar al futuro con confianza y al pasado sin tristeza. Se tú mismo. Pero se lo mejor de ti mismo. Ten valor para ser diferente y seguir tu propia estrella. Y no tengas miedo de ser Feliz.
Goza de lo bello. Ama con toda el alma y el corazón. Cree que te aman aquellas personas a quien tú amas. Olvídate de los que hayas hecho por tus amigos y recuerda lo que ellos hayan hecho por ti.
No repares en los que el mundo te debe y fíjate en lo que tú le debes al mundo. Cuando te enfrentes a una decisión, tómala tan sabiamente como te sea posible. Luego olvídala. El momento de la certeza absoluta nunca llega.
Y, sobre todo, recuerda que Dios ayuda a quienes se ayudan a sí mismo. ¡Obra como si todo dependiera de ti y reza como si todo dependiera de Dios!
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