Lo que sea que estés viviendo en este instante tiene su valor. No importa si es un duelo, una tristeza sin medida, una soledad infinita o una carencia absurda. Agradécelo como si eso fuera la cura misma. Quizá en el proceso llores, pero cuando las lágrimas fluyen con aceptación se llevan los viejos dolores para siempre.
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