Hay momentos en la vida en los que extrañamos momentos y personas que posiblemente se quedaron en nuestro pasado, instantes en los que aprendimos lo que era la felicidad sin darnos cuenta, gente que marcó nuestra vida y corazón para bien y por tanto se convierten en un recuerdo del que no nos queremos apartar.
Podemos amar, podemos recordar, podemos hasta incluso añorar aquellos tiempos en los que creemos que fuimos más felices, pero algo debemos tener en claro, la vida continúa, todo día a día cambia, nosotros cambiamos, pero la diferencia está en qué de todo lo vivido nos ha hecho mejores o peores personas, la verdadera esencia del vivir está en quedarnos con lo que nos marcó el corazón y vida, pero para crecer, para aprender, para ya no volver al suelo del que alguna vez fuimos levantados.
No podemos vivir de alegrías pasadas o quedarnos allá atrás, porque eso jamás volverá, sólo nos queda mirar hacia adelante porque aunque es lo único inseguro e incierto, ten la firme convicción y certeza de que le pertenece a Dios y a nosotros mismos, encarguémonos de que valga la pena; lo mejor está allá adelante si lo crees, porque al que cree en El Altísimo todo le es posible.
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