Hay unos momentos en la vida
que nos marcan para siempre
y dejan una huella imborrable
en nuestro corazón.
Permite que ésos momentos
sólo sean los más bellos y puros,
Permite que las huellas en tu corazón
sean aquellas que al momento de tu vejez
te llenen de ternura, dulzura
y sobre todo de paz...
Y por último permítete ser feliz,
pero de manera tal que nada ni nadie
sea capaz de nublar ése bello sentimiento
¡que Dios ha sembrado en tu corazón!
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